Percepciones
Tengo la percepción que buena parte del dinero que aportan algunos países europeos para tratar de consolidar la paz en Colombia se lo quedan algunos avispados que publican libros como el que presentó esta semana en Villavicencio el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Escuchar la paz” tiene sello de alta academia, pues se indica que fue elaborado por la Universidad de los Andes, PNUD, el Instituto de Investigación de la Paz de Oslo (PRIO por sus siglas en inglés) y la Universidad Complutense de Madrid.
De entrada, admiten que “El proyecto Monitoreo de actitudes, percepciones y apoyo (MAPS, por sus siglas en inglés) no hubiese sido posible sin el generoso apoyo del gobierno noruego”.
Ellos parten de la siguiente premisa: La adecuada formulación de políticas públicas debe fundamentarse en el conocimiento empírico y en el saber de las comunidades beneficiarias.
Por eso encuestaron, de manera presencial, a más de 11.000 personas que habitan los territorios PDET en Colombia para recoger sus percepciones sobre la implementación del Acuerdo de Paz.
Más del 30% de las encuestas se realizaron en centros poblados apartados de las zonas urbanas de los municipios.
Es importante medir percepciones como parte del seguimiento a la implementación del Acuerdo de Paz. Las percepciones pueden dar luces sobre qué consideran prioritario las comunidades y dónde están centradas sus expectativas.
En el Meta 8 municipios de la región Macarena junto con los 4 municipios de Guaviare son territorio PDET, pero los encuestadores seleccionaron solo 4 municipios para hacer su trabajo: Mapiripán, Uribe, San José del Guaviare y Miraflores.
Los territorios PDET son zonas en las que convergen una fuerte afectación por el conflicto armado, altos niveles de pobreza, debilidad institucional y presencia de cultivos de uso ilícito y otras economías ilegales.
Extraigo 5 resultados que los autores mencionan en el informe:
1. Más del 50% espera medidas punitivas con privación de la libertad contra responsables de crímenes en el marco del conflicto, lo que va en contravía de la justicia transicional.
2. Solo el 25% considera que estamos avanzando hacia la reconciliación. Hay una percepción generalizada de deterioro de la seguridad.
3. El 85% valora la sustitución de los cultivos de uso ilícito y el 77% rechaza la erradicación forzada. Al menos 1 de cada 5 encuestados cree que la implementación de los programas de sustitución va por buen camino.
4. Si las voces PDET tuvieran la opción de definir prioridades de inversión pública, las principales apuestas serían en salud, educación y vías.
5. En los territorios PDET hay una preferencia por la salida negociada al conflicto armado.
Hay datos relevantes para nuestra región como los siguientes:
Más del 22% de los encuestados en 2021 en la zona PDET Macarena-Guaviare reportan que las disidencias de las FARC mandaban en su comunidad en los últimos 12 meses.
El 77% dijo haber recibido alguna forma de reparación por parte del Estado. Y que el 75% no cree que se esté avanzando hacia la reconciliación.
Hasta ahí todo bien. Pero, en otros apartes, el informe refleja unos enfoques francamente absurdos. Por ejemplo: preguntar a la gente del sur del Meta y Guaviare si consideran que el mayor problema de su municipio es el narcotráfico.
No se necesita gastar dinero enviando un grupo de encuestadores para conocer que los mayores problemas de los municipios colombianos, PDET o no PDET, son el desempleo, la delincuencia, la corrupción, la pobreza, las vías, la calidad de los servicios públicos…
Pero, además, en una zona donde el narco tiene su propio ejército, y sus pistoleros tienen fama de despiadados, obviamente el vecino no va a salir a señalarlos como “el mayor problema” …
Otra: les pidieron valorar las prioridades de inversión en territorios PDET y les dieron estas opciones: contratar más policías, mejorar el sistema educativo, formalizar la propiedad de la tierra, construir y mejorar hospitales, construir y mejorar vías.
Ahí se refleja el problema de diseñar encuestas desde un escritorio, sin tener idea de lo que es el sur del Meta y Guaviare. La primera opción que colocaron parece más una afrenta a la institución que un interés auténtico por conocer la percepción de la gente.
Y hay más: ¿Qué tan de acuerdo está con la afirmación de que todos los actores deben brindar la verdad? Y publican que el 93% está de acuerdo. Obvio: ¿quién va a decir “no, yo quiero que me digan mentiras”?
Con preguntas como estas, uno se pregunta si el interés de los autores es aportar al proceso de paz o es llenar un libro para poder cobrar un dinero a los donantes… Y al final hay 12 recomendaciones, pero se queda uno esperando que nos digan algo que no sepamos.