Cuatro ojos ven más que dos

El New York Times publicó esta semana una columna de opinión con el título “La guerra contra las drogas en el exterior ha sido un fracaso”, escrita por Christy Thornton, quien es profesora adjunta de Sociología y Estudios Latinoamericanos en la Universidad Johns Hopkins.

Se refiere a anuncio del presidente Gustavo Petro de terminar la erradicación forzada de la coca y presentar una ley para despenalizar y regular la venta de cocaína, en un esfuerzo por debilitar los mercados ilícitos y el beneficio económico que los impulsa.

“Aquí en Estados Unidos, el gobierno de Joe Biden también ha dado señales de un giro importante. En abril, Rahul Gupta, director de la Oficina de la Política Nacional de Control de Drogas, presentó una nueva estrategia que destina recursos federales a servicios de reducción de daños. El objetivo es evitar muertes por sobredosis de opioides al aumentar el acceso a tratamientos médicos y programas de recuperación de adicciones, así como promover alternativas para el encarcelamiento por delitos menores relacionados con las drogas”, escribió.

Me parece que está bien reconocer que la manera como se ha enfrentado el problema de los cultivos de coca no ha funcionado.

Que se mantenga la violencia derivada del microtráfico y el narcotráfico es una de las evidencias.

El aumento de consumidores que ya no se conforman con cocaína sino que demandan drogas sintéticas, es otra.

“Las nuevas políticas nacionales proactivas del gobierno de Biden son un paso en la dirección correcta, pero el presidente debe ir más allá y terminar la guerra mundial contra las drogas”, comenta Thornton en su columna.

Y recuerda que desde la década de 1980, Estados Unidos ha apoyado estrategias para reducir la producción y el tráfico ilegal de drogas en Colombia. Pero la militarización no pudo acabar con la producción de cocaína.

Cita a la Comisión de la Verdad para decir que la guerra contra el tráfico de drogas dejó más de 450.000 personas muertas en Colombia.

Y la columnista agrega que las sobredosis en Estados Unidos mataron a más de 107.000 personas tan solo el año pasado. Casi un millón de muertes en las últimas dos décadas.

Resalta que Gupta, el zar de las drogas allá, es médico y conoce estas cifras.

De paso nos recuerda que el combate a los cultivos de coca en el sur del Meta y Guaviare corresponde a la política estadounidense del control de drogas, más que a una decisión autónoma del Gobierno colombiano.

Otros apartes de la columna:

“Desde hace tiempo los expertos han reconocido que las medidas severas en un lugar solo crean un “efecto globo”, según el cual la producción y el tráfico cambian de lugar. Los agricultores mueven la producción a sitios con menos escrutinio y los traficantes se mudan a nuevos territorios, como lo hemos visto en el cambio de Colombia a México y Centroamérica en años recientes”.

“Además, perseguir a los capos de alto perfil solo divide a las organizaciones narcotraficantes en nuevas facciones y esto aumenta la competencia y la violencia en los países productores de drogas”.

En resumen, cuatro décadas de guerra mundial contra las drogas encabezada por Estados Unidos no redujo el suministro de sustancias ilícitas, sino que las volvió más peligrosas.

El consumo de drogas en el mundo, según la ONU, aumentó 26 por ciento en comparación con la década anterior. Y las drogas siguen estando muy disponibles.

Hay que hacer este ejercicio de leer otras inteligencias que están en varios lugares del mundo porque es claro que cuatro ojos ven más que dos. No debemos quedarnos encerrados en nuestro convencimiento personal de que lo que yo analizo es suficiente, que mi punto de vista es la verdad, que los que piensan diferente a mí están equivocados…

Cuando leo lo que piensa una ciudadana de Estados Unidos como Thornton, puedo estar de acuerdo o en desacuerdo. En ambos casos habrá argumentos, y eso ya es ganancia.

Argumentar es un ejercicio que puede conducirnos a eliminar ese tono de fanatismo que nos encierra en la creencia de que solo la derecha tiene la verdad o que solo la izquierda tiene la verdad y que nunca podemos combinar las inteligencias.

Omar Camargo
Periodista

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