Libérese del encasillamiento

No me sorprendió la invitación del presidente electo Gustavo Petro al expresidente Álvaro Uribe Vélez a dialogar, a unir esfuerzos para buscar que este país mejore. Porque Petro ya lo había anunciado en su discurso la noche del 19 de junio: “No es un cambio para vengarnos”.

Eso de la venganza es comprensible en un país tan polarizado donde se nos dificulta entender que los seres humanos no deberíamos dividirnos en grupos de izquierda y de derecha y cada grupo creer que son los buenos y que los otros son los malos. Así ha sido hasta ahora.

En ese absurdo escenario, los de izquierda nunca le reconocían nada bueno a los de derecha, y los de derecha querían exterminar a los de izquierda. Esa ausencia de reconciliación seguramente ha privado al país de contar con mucha gente valiosa que habría podido aportar ideas, de no ser por los sellos de izquierdosos o ultraderechistas.

Si pudiéramos salirnos de ese encasillamiento y vernos simplemente como seres humanos que podemos usar nuestras inteligencias para tratar de convivir sin matarnos unos a otros, sería un paso en la dirección correcta (como suelen decir los gringos).

Pero no es solo con Uribe: Petro también está en plan de dialogar con el presidente de Los Estados Unidos de América, y asumo que eso significa que ya no utiliza la vieja expresión de la izquierda que siempre se refería a ese país como “el imperialismo yanqui”.

El presidente electo también lo había dejado entrever en su discurso del 19 de junio cuando dijo: “Vamos a desarrollar el capitalismo”.

Bueno, ahí entonces ya pasamos de izquierda y derecha a capitalismo y socialismo, y la conclusión es la misma: no podemos pretender que un solo sistema es el bueno y el otro es 100% malo. Lo inteligente es aprovechar lo bueno que cada uno tenga.

El socialismo quiere repartir la riqueza entre los más pobres, y el capitalismo le advierte: bien, pero primero hay que tener riqueza.

Con la elección de Petro como nuevo presidente de Colombia terminó una campaña política pesada, estresante. A muchos les he oído decir: “¡por fin se terminó esta campaña!”

Pero no han terminado del todo las manifestaciones rencorosas en las redes sociales. Por ejemplo, mientras Uribe en su tradicional tono paternal escribía el 19 de junio, tras conocerse la victoria de Petro en las urnas:

“Para defender la democracia es menester acatarla. Gustavo Petro es el presidente. Que nos guíe un sentimiento: Primero Colombia”.

La Cabal vociferaba: “Hoy perdió Colombia porque ganó el mal llamado Pacto Histórico que no la representa. Por ello desde hoy mismo nos declaramos en oposición”.

Pero, en fin: es bueno que haya oposición, visiones diferentes sobre la misma patria, como escribió el propio Uribe.

Si usted es de los que se estresó con la campaña presidencial, es bueno mirar opciones para desintoxicarse. Si puede despegarse de las redes sociales por unos días, probablemente sienta algún alivio. Al menos no siga leyendo a quienes siguen en campaña. Mejor busque buena música en Youtube.

El New York Times publicó esta semana una columna de la sicóloga Kelly McGonigal, en la que recuerda que “No es ningún secreto que el ejercicio, incluso en dosis pequeñas, puede mejorar tu estado de ánimo”.

Y habla de una rutina de alegría que le apunta a maximizar el disfrute de las personas al mover su cuerpo.

“Subir los brazos, mecerte de un lado a otro, como los asistentes a conciertos que se sumergen en la música; otros movimientos rítmicos como saltar al compás de un ritmo; o tal vez ocupar más espacio, como los bailarines que giran con los brazos extendidos. Estas acciones físicas no solo expresan una sensación de gozo: las investigaciones muestran que también pueden generarla”, sostiene.

Esto es solo para repetir: no espere que sea el Gobierno el que le dé la felicidad. Nos toca hacer un esfuerzo por buscarla. Y a lo mejor la encontramos en cosas simples, como saltar, bailar o escuchar música.

Omar Camargo
Periodista

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