¿Paz total?
Esta semana estuvo en Villavicencio el jefe de la Oficina Regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Andrea Zanfretta, y habló de los seis conflictos armados que existen en el país y que se intensifican de manera preocupante.
Entre enero y junio de este año, el CICR registró 377 víctimas de artefactos explosivos, lo que representa un aumento del 43% respecto al mismo periodo de 2021. Los accidentes ocurrieron en 16 departamentos, siendo Cauca, Antioquia, Arauca, Norte de Santander y Meta las zonas de mayor impacto. En esos lugares se concentró el 67% de las víctimas.
El organismo humanitario asegura que el 53% de las víctimas son civiles y que las restricciones de movilidad, la imposibilidad de acceder a fuentes de subsistencia y la afectación psicosocial, transforman por completo la vida de las poblaciones.
En el primer semestre del año, 29.729 personas se desplazaron de manera masiva en 12 departamentos. Las zonas del Pacífico colombiano fueron las más afectadas por esta problemática, de manera particular el departamento de Nariño, el cual ocupó el primer lugar con el 43% de la población desplazada.
El informe del CICR también indica que el desplazamiento individual afectó a 41.074 personas que tuvieron que abandonar sus hogares, la mayoría de las veces por amenazas directas de los actores armados.
A eso se suma que 19.210 personas estuvieron confinadas por el recrudecimiento de las acciones armadas y la presencia de artefactos explosivos en los territorios. En el departamento de Chocó se concentró el 57% de la población confinada.
Como si fuera poco, las estadísticas del CICR indican que cada tres días desaparecen a una persona en Colombia. “En los primeros seis meses del año el CICR documentó 61 nuevos casos de personas desaparecidas”, se lee en el informe.
Y agrega que “En la primera mitad de 2022 también se intensificaron los ataques contra la asistencia de salud, particularmente en el contexto de los conflictos armados, con una mayor gravedad de los hechos reportados. Durante este periodo fueron asesinados 3 pacientes y 2 profesionales de salud, además se registraron combates y la presencia de artefactos explosivos en proximidad a las instalaciones sanitarias, lo que afectó seriamente el funcionamiento de los servicios de salud en zonas como Arauca, Cauca y Norte de Santander”.
Hay consecuencias: un número alto de dimisiones del personal sanitario, por ejemplo. La ESE del Meta ha estado rogando para que personal médico acepte ir a zonas apartadas como La Macarena.
Así las cosas, la percepción que queda es que el Acuerdo de Paz con las Farc, firmado en 2016, no sirvió para bajarle a la violencia en Colombia. Es claro que en algunas zonas las dinámicas se han mantenido y en otras han empeorado.
De hecho, volvimos a hablar de las Farc como uno de los grupos armados ilegales. Hasta hace unos meses hablábamos de las disidencias de las Farc.
Ahora está el anuncio de una negociación de paz entre el Gobierno y el ELN. Luis Eduardo Celis, sociólogo de la Universidad Nacional y asesor de la Fundación Paz y Reconciliación, resalta que las partes tienen dos grandes coincidencias, fundamentales para afirmar que existen las mejores condiciones para que este proceso sea exitoso:
- Una convicción sobre la importancia de la más amplia participación social y ciudadana
- Y el compromiso de que avanzar en una Colombia en paz requiere transformaciones que permitan ampliar esta precaria democracia y superar tantas exclusiones e inequidades.
Según Celis, una de las primeras acciones en el reinicio del proceso de negociación Gobierno-ELN será hacer el balance de lo logrado entre 2012 y 2018, establecer qué se retoma para el nuevo inicio y con qué hoja de ruta van a trabajar.
El siguiente paso -continúa- es construir una agenda. Y cuando se reanude una mesa de diálogos y negociaciones, vendrían acuerdos sobre la situación de los presos del ELN, cese bilateral del fuego y de hostilidades, y la definición del proceso de participación social y ciudadano, que le dé dinámica a la construcción de una visión compartida de paz.
Primera pregunta: ¿esta vez también quedarán disidencias del ELN al final?