columna las veedurías

¿Por qué a veces funcionan las veedurías y otras veces no?

Hace pocos días la jefa de la Oficina de Contratación de la Alcaldía de Villavicencio, Victoria Carolina Ramírez Cruz, revocó la licitación pública que tenía por objeto construir el Parque Metropolitano Almaviva por valor de 27 mil millones de pesos.

En la misma resolución, la funcionaria ordena la publicación de un nuevo proceso en la plataforma Secop II “bajo la normatividad vigente que rija sobre la materia”.

Esa normatividad es ni más ni menos que los pliegos tipo de obra pública de infraestructura social que entraron en vigencia el 1 de marzo de este año 2022, como lo había dispuesto la resolución 336 de 2021 de la Agencia Nacional de Contratación Pública Colombia Compra Eficiente.

La Oficina de Contratación había publicado los pliegos de condiciones de la licitación del Parque Metropolitano el 28 de febrero, al parecer poco antes de la medianoche.

Claramente había una intención de saltarse los pliegos tipo.

Esa actitud sospechosa fue denunciada públicamente por unos pocos veedores: el ciudadano Bairon Muñoz y el concejal Richy Gómez, quienes apelaron a la tutela, acción de nulidad, acción popular y una solicitud de revocatoria directa a la oficina de contratación.

Gómez habló del caso en las sesiones del Concejo y a través de las redes sociales. Y aquí salta una primera pregunta: ¿Y los otros 18 concejales? Se supone que también son veedores y que el pueblo los eligió para que hagan tareas como esta de alertar cuando hay procedimientos de la Administración que traspasan la raya de lo ético. Y de lo legal.

Muñoz, por su parte, me dijo que “se pretendía dar un direccionamiento para la contratación del parque. La competencia es importante. Cuando hay condiciones abiertas, participan empresas de todo el país, incluso multinacionales que son expertas en la construcción de infraestructura”.

Y argumentó que la historia de los elefantes blancos muestra que fueron procesos direccionados.

Ahí salta otra pregunta: ¿Por qué en esa historia de los elefantes blancos (obras inconclusas por las que se pagaron miles de millones) no funcionaron las veedurías?

Por ahí a cuentagotas la Contraloría ha mencionado que algunos elefantes blancos han sido terminados después de muchos años, gracias a la intervención del ente de control. Un ejemplo reciente fue el edificio con 12 aulas nuevas en el Colegio La Normal de Villavicencio.

Pero esa misma Contraloría guarda silencio sobre la planta hortofrutícola de Granada ($20.000 millones) y las torres metálicas que dejó Edesa de adorno en el río Guatiquía en las que se invirtieron más de 65 mil millones de pesos.

Pero volvamos a la pregunta: ¿por qué la veeduría funcionó con el Parque Metropolitano Almaviva y no funcionó con las torres de Edesa?

Habría que reconocerle al alcalde Felipe Harman que él sí atiende los jalones de orejas. A regañadientes, porque en redes sociales utilizó expresiones como “esa plaga” y “la mezquindad y el oportunismo de diversos sectores políticos” para referirse a quienes alertaron sobre la intención de saltarse los pliegos tipo. Pero atendió y revocó la licitación.

En cambio otros gobernantes, con descaro, se hacen los sordos frente a las irregularidades e incluso nombran en su gabinete a delincuentes debidamente sentenciados por un juez de la República. Y nunca dan explicaciones.

Y los entes de control no informan sobre casos de corrupción tan evidentes como el de Edesa. Para unos casos sí y para otros no… sospechoso eso.

Omar Camargo
Periodista

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