La arquitecta de sueños
A su corta edad, Karen Daniela Rodríguez, es la joven al frente de la Fundación Mujeres Trabajando por el Meta (MTM) proyecto con el que se ha dado la oportunidad de cumplir su sueño y el de muchos niños que han sido diagnosticados con cáncer.
Son un grupo de voluntarios liderado por esta mujer desde 2017, con un enfoque de atención permanente a niños y niñas que están en un proceso oncológico. Sus acciones se han consolidado gracias al apoyo de benefactores particulares que ayudan en el sostenimiento de esta organización y son parte fundamental para extender sus proyectos con grandes alas que transmiten esperanza de vida.
En la región Orinoquia, el Hospital Departamental de Villavicencio representa el único centro oncológico que atiende a menores y adultos de zonas. alejadas como Vichada y Casanare. Hasta aquí, llegan los menores que en su mayoría se ven obligados a suspender sus estudios y a alejarse de su entorno social.
Esta organización sin ánimo de lucro es la única que en la actualidad tiene sus puertas abiertas para brindar apoyos alimentarios, hospedaje, apoyo psicosocial, jurídico, entre otras necesidades que van apareciendo en el camino.

Detrás de la fundación (MTM) ha estado siempre Karen Daniela, con su visión prolongada y capacidad de liderazgo. Ella es originaria de Cúcuta, pero por cosas del destino terminó en Villavicencio con la intención de encontrar nuevas oportunidades. Aquí, se vinculó con el grupo de mujeres “Emprendedoras del Meta” y así fue como nació la idea de organizarse para prestar un servicio social diferente.
Karen es arquitecta de profesión, pero no se ve haciendo otra cosa más que servir a los demás. En palabras suyas: “Mi vocación es de servicio y lo hago porque creo que cada necesidad es justa”. Y es bajo esa premisa que se da valor junto a 15 voluntarios más, que hoy donan su tiempo y disposición para que la vida de estos menores y sus familias sea más llevadera.
La sede de (MTM) en el barrio San Fernando de Villavicencio, no parece una oficina común, allí se respira un ambiente muy familiar y acogedor. Y no es para menos, pues esta sede opera como hogar de paso de muchas madres y padres de familia que llegan desde los municipios más distantes, para poder acceder a un tratamiento digno para sus hijos. Diariamente pueden pasar por allí, entre una y cinco familias, a quienes se provee en un 100% todas sus necesidades.
Según Karen, aunque cuentan con un plan padrino, el reto está en tener éxito con las gestiones complementarias que atraen recursos para ayudar su sostenimiento. Sus días pasan con la espera de los resultados de las ventas de alimentos, rifas, bingos, entre otras actividades que dejan un recurso valioso que se destina únicamente a ayudar.
Es así como ella junto a su equipo, han logrado ampliar los servicios y las ayudas, más allá de lo que hubiese imaginado y eso se debe a esa constancia que ni la pandemia logró minimizar.
(MTM) cuenta con cinco programas de impacto social. Uno de ellos es la campaña de recolección de tapas plásticas, con la que dieron el primer paso de una cadena de acciones que hoy permanecen.
Las tapas recogidas son cambiadas por bonos económicos para las familias.

Otra acción importante, es la realización de simposios de detección temprana de esta enfermedad y que gracias a alianzas con las alcaldías, llegan hasta los municipios con brigadas de salud que permiten el oportuno diagnóstico para salvar la vida de los niños. También está, el programa “Educando Ángeles” con el que facilitan a estos pequeños, el acceso a la escolaridad formal y así evitar interrupciones en sus planes de estudio.
La cifra de las familias atendidas asciende a más de 100 durante todo este tiempo que han estado en funcionamiento. La modalidad de contacto se ha dado por medio del voz a voz de las mismas madres y padres que ya han pasado por la Fundación. Karen agrega que en lo que se refiere a Villavicencio, cada mes donan un mercado a 35 familias que están en algún tratamiento por cáncer de uno de sus hijos.
Los desafíos han sido muchos durante este tiempo. Uno de los que permanecen en su mente, ha sido el de “Diego”, que tenía el sueño de conocer los delfines, lo que inspiró a crear el programa “Sueños de arena”. Así se organizó ese primer viaje que se volvió una actividad anual con la que cumplen ese deseo de conocer el mar. De hecho, el próximo lunes tienen planeado con varias familias, llegar a las playas de Coveñas. Previo a estos viajes, ellos cuentan con permisos y autorizaciones médicas de los pequeños pacientes.
En estos paseos llenos de aventuras para los niños, la Fundación se encarga de cubrir todos los gastos de unas vacaciones inolvidables que representan felicidad y esperanza de vida para estas familias, porque esta experiencia también la viven sus cuidadores, que casi siempre son sus mamás.

Cuando se le pregunta a Karen Daniela por los momentos más difíciles de este camino, no puede evitar mostrarse conmovida al recordar la perdida de aquellos que se han quedado en la mitad del camino. Entre sus recuerdos hay nombres como “William”, “Diego” y “Luisa”, pequeños que fueron acompañados hasta sus últimos momentos.
Pero a pesar de esos pasos cruciales, ella alberga en su corazón una enorme satisfacción, por saber que sus acciones siguen cambiando vidas, aún sin haber recibido algún tipo de reconocimiento u apoyo del gobierno; únicamente lo que llega de manos solidarias particulares que conocen de su proyecto y deciden sumarse voluntariamente.
Mi conclusión después de conocer al fundación (MTM), es que sin duda Karen ha sido una mujer con mucha fe, que cree en los cambios y en las oportunidades. Por eso, ahora quiere ir más allá y pilotear otros dos frentes importantes para robustecer su labor. Por un lado, vienen avanzando en el desarrollo del programa SE PUEDE EMPRENDER, que se va encargar de apoyar a estas familias para que tengan un capital semilla, acompañamiento financiero y administrativo que garanticen unos ingresos para compensar económicamente sus necesidades.

Por otro lado, “El carrito de la felicidad”, que ya ha hecho algunas apariciones en el Hospital Departamental de Villavicencio con mensajes que proponen a los profesionales de la salud, principalmente de la especialidad oncológica, a que mantengan un trato humanizado y sensible. Por eso llegan con refrigerios y actividades que rompen con la rutina del trabajo y mejora el ánimo de los profesionales de la salud.
De esta manera, Karen sigue poniendo uno a uno los ladrillos que necesita para esta gran construcción, siendo una arquitecta de sueños que lleva esperanza de vida a los niños con cáncer en esta región.
Si usted cree que puede también vincularse con una ayuda solidaria, pueden encontrar a Karen Daniela en el número de celular: 3103423223.